sábado, 21 de febrero de 2009

Un artículo que hay que leer en estas épocas de "Luz" que nos puede oscurecer. Escrito por nuestro querido poeta y ciudadano Luis Andrade.


DE ESCRIBIDORES, POETASTROS, LIGEREZAS, VANIDADES E IMPERTINENCIAS

Mi amigo Víctor Paz Irusta, que siempre está atento a las “novedades” de la prensa nacional en cuanto a literatura, en especial en la internet, hace unos días me pasó por debajo de la manga un curioso artículo, impreso, publicado en el suplemento digital de Fondo Negro de La Paz, donde figura en primera plana una conversación, (ojo, que no es lo mismo que una charla, un diálogo, una tertulia, una discusión o una controversia), titulada De escritores, estilos, tendencias, tablas de queso y grabadoras, firmado por Martín Zelaya Sánchez y sobre la cual le prometí a Víctor escribir cualquier día. Víctor no se cree ni es escritor, no se dice poeta de cepa, ni lo es, ni es una eminencia en literatura; tiene publicado un solo libro de poesía Los hijos de la perrada (2008). Aunque de él, de Víctor, no hablan bien las malas lenguas como las de Humberto Quino (Presidente vitalicio de facto del Parnaso andino), y Julio Barriga (eximio poeta tarijeño, viejo lobo de bar, no de mar) y otros profanos que se las dan de críticos y censuradores por los caminos poéticos de Bolivia.
Dicha conversación, grabada por Zelaya, está protagonizada por Jaime Nisttahuz (JN), “el mayor (¿de edad?) y más curtido en lides de tertulia (¡uyuyuy!, me gustaría enseñarle mi panoplia) y anecdotario, cuentista y poeta, columnista y lector ávido de filosofía (¡Caramba qué currí-culo.

Entre toros no hay cornadas, Jaimito); Benjamín Chávez (BCh), vate de cepa (pariente del Príncipe Charles de Inglaterra), empedernido lector (¡vaya, vaya!) y cultor del verso (¿versificador?), editor de revistas, libros, suplementos (a ver si me publica un librito); y, finalmente, Willy Camacho (WC), el más joven (pobrecito, no sabe lo que le espera) cuentista también, narrador diestro (me gustaría aprender de sus destrezas) y de promisorio panorama (esto siempre se ha dicho y escrito de muchos escritores jóvenes, pero que casi todos ellos hoy son prósperos médicos, abogados, dentistas, arquitectos, taxistas, ingenieros, etc., etc., pero poetas, no).


Trataré de eliminar de este comentario toda la chafra y el ripio de la escuálida entrevista donde, por lo trascrito, se habla mucho, pero se dice poco, y más, se aporta poco o casi nada respecto al tema central, la literatura, y ocuparme sólo de algunos puntos que considero pertinentes, relevantes para mi cometido, cuyo objeto es comentar dicha conversación (así la llamaremos, aunque tal vez sería mejor llamarla charla, así de llano, en buen caste-llano) con un poco de ironía. Ojalá no se me ocurra ser sarcástico, debido a que el tenor, la ligereza, la trivialidad y escaso grado de profundidad y que a momentos se muestra en tal conversación (a momentos parece cosa de mamados), me provocan y exigen ejercer tal felonía, no infalible, incuestionable ni menos incontestable, por cierto. Y ni se le ocurra a alguien contestarme, ¿eh? Y el que lo haga que piense dos veces antes de hacerlo, y mejor si lo hace tres, cuatro, cinco, etc., mejor, porque corre el riesgo de hacerse decir una cuántas frescas, definitivamente lapidarias, en asuntos de literatura. Cuidadito chicos, ¿eh?


De entrada el desafío es “no caer en el viejo esquema de preguntas y respuestas ni (¿en?) condicionar o rebuscar temas, más allá de algunas sugerencias como punto de partida, de las que –como fue previsto, y por fortuna ocurrió– se desprendieron más y más asuntos nuevos y viejos (dispersión verbal ad infinitud, cosa de mamados), ya muy tratados (cosa de beodos) o aún muy poco. Se presume, claro, que la conversación en cuestión fue pues placentera, y no es para menos con queso, jamón y coca-cola, aceitunas, frutillas y pepinillos, además de las infaltables cervecitas, un roncito y unos puchos. ¿Qué bien que se tratan estoj poetaj y escritorej andinoj, che. Aquí por el oriente somoj máj parcoj, y no porque no tengamoj plata, sino tal vej por asuntoj climáticoj. Claro en zonaj amazónicaj y tropicalej se suele comer casi siempre menoj que en zonaj altaj, Eso es por “la” calor (así dice el camba) pariente., pero si no lo cree, venga por acá.


No sé hasta donde se cumplió en la conversación eso de “deseos, visiones y propuestas en torno al mundo de las letras en Bolivia”, lo que sí se cumplió y en gran parte, es eso de conversar (estoy escribiendo a mano alzada y a destajo) sobre libros, estilos y deseos; pero trataré de evitar afirmaciones a priori y ver más en cuanto a la profundidad, altura y extensión de dicha conversación (yo converso, vos conversás (en voseo), ellos conversan). Trato de imaginar cómo “las ideas brotaban, dando la sensación de que no una sino varias veladas no alcanzarían, incluso”.

Claro, ¡como no! puesto que con unas cervecitas y unos roncitos, se desata una verborragia tal, que uno puede conversar muy animadamente, por lo general, hasta la madrugada del día siguiente o un poco más; pero sucede que a partir de un punto, después de muchas copitas, uno suele decir tantas, pero tantas sandeces que no se sabe cuantas; hasta que se pierde la noción de la realidad y punto.


“Lo que se dice en diez o veinte páginas de una novela se puede decir mucho mejor en cinco páginas de un buen cuento” (?), Vaya, vaya, ¿ké le paza compañero Camacho? Estaba usted en sus cabales cuando espetaba semejante afirmación ke zólo demuestra una supina falta de ignorancia, una falta de kultura literaria elemental, respecto al problema de los géneros y subgéneros literarios. No creo necesario decirle que lo que se dice en un kuento, no puede decirse en una novela, y viceversa; falta que diga que lo que se dice en un kuento, se lo puede decir mejor en un poema, y lo que se dice en un ensayo, se puede decir mejor en una comedia, y lo que se dice en una drama... ¿Ké es usted? ¿mecánico? ¿abogado? ¿arquitecto? ¿ingeniero? Si usted es escritor no tiene, por lo visto y leído el perfil básico para ser escritor o narrador: cultura literaria.

¿O me equivoco? No existen géneros superiores o inferiores, aunque si pueden existir géneros y subgéneros, o también literatura, subliteratura, paraliteratura, y metaliteratura, pero no confundamos los términos.
Estimado Benjamín: cómo es eso de “elogio lindo”, lo de elogio le acepto, pero no se olvide que ya un gran poeta latinoamericano, creo, Huidobro dijo: “El adjetivo que no da vida, mata”. ¿Por qué no dijo “lindo elogio”? ¿Sabe usted cuál es la diferencia conceptual entre ambas expresiones? Desde ya, el término “elogio”: alabanza, loa, panegírico, encomio, tiene connotaciones agradables. Pero, se puede usted imaginar un “feo elogio” o un “elogio feo”. Me gustaría mucho que usted haga un feo elogio de este comentario que escribo. Además, no existe nada más o menos perfecto, algo es o no es perfecto, y todo lo que no es perfecto es imperfecto, y punto. ¿O tal vez usted concibe una perfección relativa? Pero más aún ¿existirá la perfección? Me puede hablar usted de alguna obra literaria perfecta? ¿En qué consiste filosóficamente o estéticamente, desde su punto de vista, la perfección, ¿Cómo la define? Tal vez, si usted define la perfección, en un marco semántico, o como concepto universal, yo podré entender qué es lo que usted entiende como “perfecto”. ¿Usted piensa o cree ke podrá algún día escribir un cuento perfecto?


¿Por qué muchos escritores bolivianos, especialmente de las nuevas generaciones, están tan preocupados por ser conocidos en el exterior, por la fama, la notoriedad pública? ¿A qué ese afán de tanto aspaviento con eso del “marketing”? Es curiosos, pero muchos escritores entre los jóvenes, como Paz Soldán p. ej. y otros no tanto, se preocupan más por ser conocidos, e instrumentalizan todos los recursos y estrategias posibles para ello –eso se llama “autobombo” (v. diccionario”) y más cultamente “autopromoción”– mientras descuidan su obra. Escribe a vuela pluma, valga la frase, cuentos, novelas, ensayos, reseñas, están en todas las revistas, tienes sus páginas web, sus blogs, están buscando quién les entreviste, quién les haga elogios, y hable de ellos, bien por supuesto.

Pero, la noticia que se tiene de ellos, la fama de que gozan, no condice con la calidad de su obra literaria. Y, como a los críticos extranjeros, les vale una vaina lo que escriben y en Bolivia no existe crítica propiamente dicha, en el sentido estricto del término, ellos se mueven a sus anchas, como pirañas en el agua. Y no hablemos de premios, porque sólo a ese asunto podría dedicarle un ensayo. Yo también soy un poeta “preñado”.


Sí, es verdad, “Paz Soldán se mueve mucho”, tanto que parece una bailarina brasileña (no brasilera) de zamba en el zambódromo, pero mientras él se mueve otros escriben, perfeccionan, pulen su obra, la enriquecen, la trabajan con calma, de la cantidad extraen la calidad, sufriendo desvelos y privaciones sin cuento –renunciando al circo mediático, a la fama engañosa, al dinero, al lujo, al vedettismo literario, vanidad de vanidades, diría Salomón– para legar su obra a las generaciones del mañana, y si pueden a las de hoy. El arte es perfectible, y aunque no alcanza jamás la perfección absoluta, puede aproximarse a ella, ¿no es esa la función del arte? Que ellos buscan la gloría, ¡vaya uno a saber! Tal vez no publiquen nunca en vida. Pero si eso sucedería, lo cual es improbable, no importa. Tampoco el mundo está poblado sólo por ciegos en estética. Lo que sí sabemos, es que esos escritores, se sonríen con infinita conmiseración de aquellos otros, mientras les ven, les escuchan y leen, tienen que leerles. Y les (nos) critican inmisericordemente porque no saben (sabemos) hablar bien, y si no saben (sabemos) hablar bien, menos sabrán (sabremos) escribir bien.

Por favor, no quisiera seguir diciendo cosas de este tono, sabor y jaez, puesto, ke lo úniko que lograré ez aserme odiar con mis dilectos kolegas a kienes les devo el mayor de los respetos, por étika. Paso a otro asunto.
¿Que a Mitre es al único “boliviano” que toman en cuenta en el exterior?

Puede ser. Mas, no olvide que ese hecho no es necesariamente una demostración de que Mitre sea el mejor poeta nacional, o que esté entre los mejores. Yo conozco poetas nacionales actuales, a criterio mío, de mucha más altura, profundidad, fuerza expresiva y calidad estética que Mitre, pero que están ahí escribiendo en silencio, cultivando su obra.

También es cierto que en nuestro país no existen los mecanismos y políticas necesarias para la promoción de nuestros escritores y difusión de su obra, no digamos a nivel internacional, sino nacional, pero ¿Quiénes son los responsables de que esto no exista? ¿La falta de cultura de nuestros políticos? y en cuanto a la proyección internacional ¿no será la causa de la baja calidad de nuestra literatura? ¿Que la cuestión es de contactos? Vaya, vaya. Siempre digo, siguiendo a uno de mis maestros, Jorge Suárez, “en Bolivia todos los escritores, con honrosísimas excepciones escribimos mal”, y las editoriales extranjeras comienzan exigiendo a un escritor un manejo o si se quiere un dominio canónico de la lengua escrita. Toda “buena” obra literaria, es valorada primero por el nivel superficial: la gramática, después viene lo demás. Además que toda ruptura de una norma, ley o regla, etc., debe pasar, sí o sí, por el conocimiento de ella. Hay que estudiar la lengua.


Pero Willy, ¿cómo sabés sobre lo ke está pasando aquí en Santa Cruz? ¿Cómo podés darte idea de lo que es la literatura actual cruceña (¿cruceña, dije?) Me alegra que seás prudente al decir: “me parece”.

Admito tu parecer, pero no olvidés que las cosas no son como parecen, ni parecen como son. Las apariencias engañan. ¿Qué aquí existen más posibilidades de publicación? Tal vez, pero eso de que “a veces publican cosas infantiles...” claro que “se” publican cosas infantiles como en todas partes, y aunque en eso de hablar de “literatura infantil”, no estoy de acuerdo, sí creo que existe una literatura para niños y otra de niños, la primera es la escrita por adultos para niños, y la segunda es la escrita por niños: Me explico: Infante (lat. in fans, que no habla). El ser humano es infante desde que nace hasta que empieza a hablar, pasando por los periodos previos de la adquisición lingüística: gorgeo, parloteo y holofrástico. Por lo tanto, no puede hablarse propiamente de una “literatura infantil”, refiriéndose a la que es escrita por adultos para niños o a la que es escrita por los propios niños cuando empiezan a hablar, porque aún no escriben. Sin embargo, sé muy bien a qué te referís con eso de “cosas infantiles” (¿no sería más propio decir “pueriles”?); de esas cosas también conozco muchas también en La Paz, Sucre, Potosí, Tarija, Oruro, Cochabamba, Beni, Pando, etc.


Pero, ¿a qué esa curiosa preocupación del Parnaso boliviano con su sede y poder central en La Paz, –donde ciertos escritores, poetas, críticos, dramaturgos, músicos, etc. paceños, y otros no menos, residentes allí son maestros, vacas sagradas paradigmas, modelos intachables, geniales, profundos, originales, creadores, perfectos, universales, etc., etc..– respecto a lo que ocurre últimamente aquí en Santa Cruz, una “pequeña ciudad provinciana” que apenas está gateando en literatura y demás áreas del arte, la “cultura” y la ciencia? Por favor dejen de pre-ocuparse de Santa Cruz, si ignoran lo que en verdad está ocurriendo aquí. Ya lo dije alguna vez: En Santa Cruz existe un corpus literario de la segunda mitad del siglo XX, poco difundido y conocido aquí mismo, y nada o casi nada a nivel nacional, y que no ha sido aún tocado por la crítica, porque paradójicamente, aquí en Bolivia y en Santa Cruz, menos, no existen críticos y, como consecuencia, crítica. ¿Cómo es eso? Claro que sí, y de no ser cierta mi afirmación, nombradme uno, por favor.


Es a partir de los años 70 que aquí de produce un proceso de ruptura con la vieja tradición literaria regionalista, costumbrista, modernista y postmodernista tardías, y surge un movimiento, si es que puede llamarse así, que se propone dar el gran salto, primero asimilando las vanguardias europea y latinoamericana, y luego las postvanguardias, para ponerse a tono con lo actual y, finalmente, lanzarse a la posibilidad de crear una literatura auténtica con visión contemporánea y universal, que implique nuevas técnicas, nuevas formas, contenidos, lenguajes y puntos de vista ante la realidad. Y es ese corpus el que ustedes desconocen, como lo desconocen los propios cruceños. Entonces, por favor no lancen juicios a la deriva, al calor de unos tragos respecto a lo que sucede en Santa Cruz: no es posible juzgar el todo por la parte. Sean más cautelosos con sus palabras y con sus actos, y no publiquen ni dejen que publiquen otra vez, una conversación de boliche como la que han publicado, que sólo hace quedar mal a los escritores bolivianos. Bueno pues, y como en este asunto hay mucha más tela que cortar, creo que ya está bueno; sino los de Fondo Negro tendrán un buen argumento para negarse a publicar este texto, so pretexto de la extensión.

Hasta pronto.


[1] Ver De escritores, estilos, tendencias, tablas de queso y grabadoras, por Martín Zelaya Sánchez, Fondo Negro, suplemento cultural de La Prensa, La Paz, Bolivia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Luis, me gusta mucho su sentido de la ironía para señalar con el índice, dedo medio, anular, meñique, etc. las flaquezas del quehacer periodístico cultural. Sobre todo, me gusta su honestidad al referirse a los escritores que escriben "para la platea". Es el caso de Paz Soldan. Es un producto del marketing y no de la literatura. Pero, le ruego, sea más benévolo con Camacho, por favor. Nos ha dado prueba de su habilidad para escribir, y no pastiches que vayan luego a convertirse en best sellers tercermundistas, como dice una critica a quien se le cuestiona hasta la existencia.
He sabido que Wilmer Urrelo ha declarado que la literatura boliviana se ha transformado a partir de Paz Soldan. Con lo mucho que respeto a Wilmer, no puedo estar de acuerdo. Paz Soldan ha revuelto un avispero que estaba bastante tranquilo antes de su llegada para darnos literatura sin merito. Creo que Wilmer es mas y mejor escritor que Paz Soldan, en todo caso. Si solamente se diese cuenta...
Como sea, gracias por arrojar su "luz" (opinion) sobre el trabajo periodistico de La Prensa.